No
existen evidencias que permitan probar la existencia de Juan Martínez apodado
“El pípila”. En realidad, los barreteros eran un amplio gremio en una zona
dedicada a la minería, cualquiera de ellos, de cualquier nombre (Juan, Pedro,
Víctor, etc.) pudo haber sido enviado contra las puertas de la Alhóndiga.
Si
bien el cumpleaños de Porfirio Díaz era el día 15 de septiembre, existen documentos donde se detalla que la ceremonia se realizaba en esa fecha desde 1846 (véase Días
conmemorativos de la historia de México, pag. 158), durante el régimen de
Porfirio Díaz se continuó con esa tradición que finalmente, se ha consolidado a
lo largo de los años.
3. Hidalgo
gritó: “Viva nuestra Madre Santísima de Guadalupe. Viva Fernando VII. Viva la
América. Muera el mal gobierno”.
En
realidad esa es una expresión del obispo de Valladolid Manuel Abad y Queipo,
para dar cuenta del suceso. No existieron testigos presenciales que registraran
las palabras exactas, hay en cambio, al menos una media docena de versiones de
diversos historiadores de la época y posteriores, en las cuales se citan
diversas expresiones para las palabras del padre de la Patria en aquellos
momentos.
4. Hidalgo
era como lo pintan
No.
Nunca se hizo un retrato de Miguel Hidalgo y Costilla. La imagen más familiar
que se conoce fue pintada por Joaquín Ramírez por encargo de Maximiliano de
Habsburgo, la cual se ha reproducido como el verdadero rostro del insurgente.
La única representación cercana al cura de Dolores es una estatuilla creada por
Clemente Terrazas que se conserva en el Castillo de Chapultepec.
Tampoco.
Se trata de una victoria alada, la cual puede identificarse con la diosa griega
Nike, diosa de la victoria. Las victorias aladas son, desde la época de los
griegos una representación del triunfo.
Pues
no. Aquel día era domingo y era día de plaza, muchos de los seguidores del
Padre de la Patria llegaron a escuchar la primera misa. Incluso hay versiones
que señalan que Hidalgo los invitó diciendo: “Al que me siga a caballo le daré
un peso; y a los de a pié, un tostón”.
7. Hidalgo
dudó en atacar la ciudad de México lo cual habría terminado la guerra de
independencia.
No
se trataba de una duda. Hidalgo había consentido que la turba cometiera todo
tipo de abusos contra la población civil lo cual provocó su distanciamiento con
Ignacio Allende. Al no tomar la ciudad de México, Hidalgo trataba de
preservarla de los actos de rapiña de la plebe, sin embargo; aquello
significaría uno de sus más caros errores.
Tomado
en tono burlesco por los literatos, encubre una gran verdad, Hidalgo tuvo cinco
hijos con tres mujeres distintas, tres descendientes mujeres: Agustina, Micaela
y María y dos varones: Lino y Joaquín. Algunos de los descendientes de Hidalgo en cualquiera de sus ramas, aún pueden ser identificados.
9. Existió
un “padre de la Patria” no reconocido.
Sí.
Se trata de Epigmenio González, comerciante que formó parte de la conspiración
de Querétaro y encargado de hacer cartuchos explosivos para la causa. Al
descubrirse la conspiración fue encarcelado y enviado a una prisión en Manila,
Filipinas. Fue liberado en 1836 y regresó a México cuando los padres de la
Patria oficiales ya habían sido reconocidos.
10. El
abrazo de Acatempan
Considerado
como el acto que puso fin a la guerra de Independencia, ha sido puesto en duda
por diversos autores como Lucas Alamán quien señala que Guerrero no confiaba en
Iturbide y envió al teniente José Figueroa aquel 10 de enero de 1821 para
reunirse con Iturbide en Teloloapan.