Con
alguna certeza, la historia de la fundación de Tenochtitlán nos fue narrada de
la siguiente manera: “cuando los mexicas llegaron al centro del lago de Texcoco
encontraron un águila devorando una serpiente y en este lugar fundaron la
ciudad como les fue indicado por Huitzilopochtli!”, pero tal afirmación tiene
mucho de distancia con la realidad.
Los mexicas fueron uno de los últimos grupos en arribar al
valle de México cuando ya la mayoría de los pueblos originarios se habían
asentado en las riberas del lago. Rechazados por la mayor parte de los pueblos ribereños,
tuvieron una vida nómada por muchos años hasta que Tezozomoc, señor de
Azcapotzalco les permitió asentarse en los islotes a fin de contar con ellos en
futuras conquistas. Pasado el tiempo, los mexicas fundarían la Gran
Tenochtitlan y se aliarían con Texcoco para apoderarse del control de la zona lacustre
y formar al cabo de loa años, un gran imperio.
Ellos viendo que todo aquello
no carecía de misterio, pasaron adelante a buscar el pronóstico del águila y
andando de una parte a otra, divisaron el tunal y encima de él, el águila con
las alas extendidas hacia los rayos del Sol, tomando el calor y el frescor de
la mañana y en las uñas tenía un pájaro muy galano de plumas preciadas y
resplandecientes.
Por
su parte, Fernando Alvarado Tezozomoc el noble cronista tenochca, escribe en su Crónica
mexicáyotl:
Estará nuestro poblado México
Tenochtitlán el lugar en que grita el águila, se despliega y come, el lugar en
que nada el pez, el lugar en que es desgarrada la serpiente ….
Como
es fácil inferir, en ninguno de estos documentos de los años tempranos de la
Colonia se habla de un águila devorando a la serpiente. Lo mismo sucede con los
testimonios gráficos y materiales que han subsistido sobre este tema, tal es el
caso del teocalli de la guerra
sagrada descubierto en 1926 y que hoy se exhibe en el Museo de Antropología. Este monolito
representa a un águila posada sobre un nopal con el símbolo de la guerra atl-tlachinolli. De la misma forma, el
Códice Mendocino en su primera lámina, representa al águila parada sobre el
nopal en medio del nahui ollin o
representación de los caminos, pero no tiene nada en el pico. A su vez, el
códice Durán ofrece dos versiones del símbolo, en la primera el águila sostiene
a un pájaro y en la segunda, una serpiente.
El águila sobre un nopal en las ilustraciones de los Códices Tovar y Durán |
¿De dónde surgió, entonces, el mito
del águila y la serpiente? Todo apunta a la Tira de la peregrinación o Códice
Boturini creado en la época de Izcóatl,
a partir de él, la imaginería de los frailes y cronistas, fuertemente
influidos por el pensamiento religioso, van a asociar la presencia de la
serpiente al símbolo del maligno y será reinterpretado el mito como el triunfo
del bien sobre el mal. Para el historiador explicó el historiador Salvador
Rueda Smithers: “tuvo que venir un proceso de cristianización del símbolo, ya
no es el ‘diablo’ Huitzilopochtli el que guía al pueblo mexica, sino que es una
suerte de dios pagano que acaba siendo simplemente un dios de relato, que
señaló a los tenochcas dónde fundar su metrópoli”.
Fuentes
de consulta:
Battcock,
Clementina. “Acerca de las pinturas que se quemaron y la reescritura de la
historia en tiempos de Itzcóatl” en Estudios
de cultura náhuatl, No. 43, enero-junio de 2012, p. 95-113
INAH-CONACULTA.
Águila real, símbolo vivo de México. Editorial Gaia. México, 2010. Pag. 46
Matos
Moctezuma, Eduardo. “¿Vieron los mexicas al águila parada sobre el nopal?”en
Arqueología Mexicana, No. 114, Vol. 119, marzo-abril 2012. Pag. 56-60.
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